Aunque el otoño anuncia el final de los días soleados, ¡es una de las estaciones más coloridas! El paisaje se transforma y da paso a los hermosos colores brillantes de la temporada. Pero, ¿quién nunca se ha hecho esta pregunta al menos una vez: por qué las hojas de los árboles cambian de color en otoño? ¡La respuesta es simplemente científica!
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Una historia de supervivencia
En primer lugar, tienes que saber de qué están hechas las hojas y todos lo aprendimos en la escuela. Contienen principalmente clorofila que les da ese tinte verde que da testimonio de la vida de la hoja. Durante el cambio de estación, la disminución de la luz y el descenso de la temperatura hacen que este pigmento desaparezca, que es lo que da un nuevo color a la hoja.
Las hojas se vuelven amarillas o anaranjadas, porque en ausencia de clorofila, los otros pigmentos presentes en menor cantidad en la hoja toman el relevo, en particular el caroteno para el color amarillo-naranja y la antocianina, el otro pigmento presente de forma natural en la hoja que da el color rojo.
Este cambio de color es también una forma de defensa del árbol, porque el color vivo que toman las hojas le permite evitar la colonización de insectos a medida que se acerca el invierno. Así, guarda su fuerza para sobrevivir a bajas temperaturas. Estos son los aminoácidos presentes en las hojas que los insectos vienen a buscar cuando colonizan un árbol. Durante el cambio de estación, estos aminoácidos ya no se almacenan en las hojas y se redireccionan a las ramas y al tronco, esto ayuda a fortalecer las partes vitales del árbol.

Lo que piensan los científicos
Para aprender más sobre este cambio de color y descubrir por qué en algunos países los árboles son más rojos que otros, un equipo de investigadores investigó el tema y llegó a la conclusión de que se debe a los períodos de glaciación de diferentes continentes. En Europa, la glaciación provocó la extinción de muchos árboles e insectos. Así, los árboles supervivientes no tenían necesidad de proveerse de hojas rojas para ahuyentar a los insectos, estos últimos habían desaparecido. Por otro lado, en América del Norte (pero también en el este de Asia), los árboles nunca han dejado de producir hojas rojas ya que los insectos siempre han permanecido. De hecho, la glaciación no fue tan importante gracias a las cadenas montañosas que protegían los árboles y los insectos.
Fuentes: Sciencedaily, Consoglobe
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